Sin formación, no hay evolución

Alberto Ruiz

Por 24 de noviembre de 2016

editorial Dulcypas 445

Puede sonar a frase hecha o a un pareado simple, pero en efecto, sin formación no hay ninguna posibilidad de evolución, y evolucionar hoy significa atender a las nuevas demandas del consumidor y adaptarse a los vertiginosos cambios que vive nuestra sociedad.

Afortunadamente, nunca como ahora ha habido más y mejor oferta formativa en pastelería y chocolatería. A las escuelas convencionales, con un programa de formación extenso e integral, se suman las aulas que ofrecen monográficos sobre determinadas especialidades, desde bombonería hasta las clásicas masas horneadas, pasando por postres, petit fours o piezas de Pascua. Y no nos olvidamos de las clases o cursos magistrales, impartidos por las diferentes figuras de prestigio nacional y/o internacional.

Por tanto, ya no hay excusas. Los futuros profesionales tienen hoy la obligación de pasar por una escuela antes de incorporarse al trabajo en un obrador. Pero los pasteleros en ejercicio también tienen que reciclarse para aprender nuevas técnicas e incluso conocer las nuevas tendencias en cuanto a presentación y comercialización.

La formación y la experiencia no deben confrontarse, ambas son necesarias en un mundo cada vez más competitivo y con un destinatario/consumidor cada vez más exigente. Todavía se escucha algún reproche del tipo, “los chavales salen con mucha teoría pero cuando llegan al obrador no saben hacer nada". La experiencia solo se puede adquirir trabajando, pero con una buena base formativa, el aprendizaje práctico y por tanto la acumulación de experiencia, será a buen seguro un proceso más rápido y sólido.

Con el objetivo de fomentar la formación en pastelería, aplaudimos la iniciativa de la renovada CEEAP al convocar el I Concurso Nacional de Estudiantes de Pastelería, que tendrá lugar los próximos 20 y 21 de febrero en el marco de la feria Intersicop. A diferencia de otras competiciones, en este caso se evaluarán los conocimientos de los futuros pasteleros en materias básicas y no en el virtuosismo artístico. Será por tanto un campeonato con toda su rivalidad, emoción y suspense hasta el final, pero también será una demostración del trabajo que se realiza en las escuelas y un escaparate para atraer vocaciones profesionales.

Desde Dulcypas queremos reconocer la ingente labor de todas las escuelas de nuestro país. La evolución del sector y por tanto su futuro está en sus manos.