De la coca al cacao

Fernando Toda

Por 31 de octubre de 2017 Colombia

Nuestro director de marketing Carles Barrachina, junto a Olivier Fernández (EPGB), y Sergio Restrepo (CasaLuker)

“Ayudar a construir un nuevo país en Colombia”. Ese es uno de los ambiciosos objetivos que se ha marcado CasaLuker, especializada en la producción y distribución de chocolate de origen colombiano por todo el mundo. Para ello, la firma se está implicando activamente en cambiar la realidad a la que se ven abocadas las pequeñas comunidades agrícolas, asoladas durante décadas por el conflicto armado y por la influencia de los narcotraficantes. Lo hemos comprobado in situ, visitando junto a Olivier Fernández, director de la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona, plantaciones y comunidades agrícolas.

La apuesta por la sostenibilidad, el apoyo a los pequeños agricultores y la implicación en la mejora de las condiciones sociales son tres de los pilares sobre los que desde hace ya tiempo se sustenta la identidad de CasaLuker. Sergio Restrepo, director de negocios de la firma, nos lo explica sobre el terreno: “Estamos convencidos de que las personas compran movidas por el porqué de lo que haces. Firmas de chocolate en el mundo hay muchas. Nosotros trabajamos por desarrollar los mejores sabores y productos, pero lo que está detrás es lo más poderoso”.

Para demostrar esa potente apuesta por lo social, nada como conocer el trabajo que se está realizando específicamente en Necoclí, pequeño pueblo ubicado en la costa norte del país en la ruta del narcotráfico y que ha sufrido durante 40 años el conflicto armado. En este lugar, en el que ninguna otra compañía hubiese invertido, se ubica desde 2011 una finca agrícola de cacao con 550 hectáreas, la más grande de todo el país.

Tal y como apunta, Sergio Restrepo, “queríamos demostrar que se podía crear una finca en zona de conflicto armado, de tremenda complejidad social. Queríamos hacerlo porque sabíamos que esto iba a tener un gran impacto a nivel comunitario”. De entrada, fue necesario sustituir una finca ganadera con cinco empleados por una finca agrícola que actualmente da empleo justo a 150 personas.

“Cuando llegamos a Necoclí, los niños plasmaban en sus dibujos que dentro de 10 años serían guerrilleros o paramilitares. O dejaban la hoja vacía. Había un trauma absoluto con historias muy trágicas. Cinco años después vemos niños normales, con una actitud diferente. La situación sigue siendo complejísima, pero se ve el papel transformador del cacao”.

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la comunidad agricultora de cacao en Colombia se encuentra en la media de producción por hectárea, que se encuentra en torno a los 300 kilos al año. Una cifra que no saca de la pobreza al agricultor. Frente a esta realidad, aparece como más atractivo el cultivo de la coca, una visión que era preciso cambiar. Por ello, CasaLuker ha trabajado intensamente para incrementar la capacidad productiva de cacao, consiguiendo que los agricultores obtengan hasta 1.200 kilos por hectárea al año.

Los esperanzadores resultados obtenidos tanto en Necoclí como en el resto de lugares en los que se encuentra CasaLuker, han llevado a la firma a ir más allá y reflexionar de forma profunda sobre la esencia de estas iniciativas sociales. Por este motivo, surgió el proyecto “El Sueño del Chocolate”, que dirige el mismo Sergio Restrepo.

Como nos explica, “se trata de que cada vez que la firma llegue a un lugar, no solo lo haga con un cultivo, sino también con un sueño transformador. En Necoclí no sentamos y señalamos que queríamos que aquel lugar se convirtiera en un lugar único en el que las personas fueran felices, lo que implicaba apostar por el bienestar en un sentido muy amplio. El Sueño del Chocolate es eso, la visión de lo que queremos que ocurra. En Necoclí en un primer momento. Y en el futuro, si lo hacemos bien, en otros lugares en los que podamos replicar este proyecto”.

Invertir en calidad

Más allá del gran esfuerzo educativo y social que se realiza, en CasaLuker también se está trabajando con intensidad en busca de una constante mejora de los procesos productivos para obtener cacao de gran calidad. Una tarea que se está llevando a cabo en el centro de investigación de cacao ubicado en Santagueda.

El cacao por el que apuesta la firma, y que también se cultiva en Necoclí, es el Fino de Aroma, según una clasificación de la Organización Internacional del Cacao (ICCO) para describir los cacaos de gran calidad en el aroma y sabor.


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