Ese maldito 5 por ciento

Alberto Ruiz

Por 13 de julio de 2016

Nick Muncy lo explica de forma clara en el último número de so good #16, "Si vas a dedicarle entre 12 y 14 horas diarias sacrificando tu tiempo libre, entonces necesitas sentir una gran pasión por la pastelería. Se trata de un trabajo mucho más relacionado con la elaboración y la fabricación que con el arte. Sólo puedes ser creativo un 5% del tiempo. El resto es producción repetitiva y nada glamurosa”.

¿Compensa?  No es posible responder a esta cuestión desde la razón. Cualquier análisis cartesiano en el que se relacionaran factores como el tiempo invertido, el esfuerzo dedicado, el sacrificio personal y familiar y el beneficio económico obtenido, arrojaría un resultado claramente negativo.

¿Y entonces? ¿Cómo es que hay tanto loco que decide dedicar toda su vida a la pastelería? Pues por ese maldito 5% de libertad, de creatividad, de dar forma a los sueños y a la imaginación. Es esa satisfacción de crear algo personal y único, y por qué no decirlo, de recoger aplausos de colegas y clientes.

No hay que olvidar que de ese 5 por ciento depende en buena medida la evolución del oficio. No se descubren nuevos caminos cuando se transita siempre por las mismas calles. Para crear, para descubrir, incluso para transformar algo, hay que desafiar la cotidianeidad, aunque solo sea durante un instante.

Tampoco hay que olvidar que ese casi insignificante 5% existe porque hay un 95% de trabajo más tedioso e ingrato. Una cosa es consecuencia de la otra. Difícilmente se puede crear si no se conoce a fondo la realidad del oficio y si no se han enrollado unos cuantos miles de croissants.

Hay otras opiniones sin duda más positivas en términos generales. También en esta edición de so good #16, el campeonísimo italiano Emmanuele Forcone se niega incluso a hablar de sacrificio para referirse a la dureza de este oficio, “cuando las cosas se hacen con amor nunca es un sacrificio, pero al mismo tiempo debemos ser conscientes de que nuestra profesión es difícil y por lo tanto necesita una gran cantidad de pasión”.

En cualquier caso, ese mágico soplo de creatividad, ese 5% de libertad, para que de verdad sea provechoso, debe cogernos preparados. Es aquello de que “cuando me llegue la inspiración, mejor que me pille trabajando”.

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