Plumas y casas brasileñas, protagonistas de la Pascua de Enric Rovira

Ana Rodríguez

Por 09 de abril de 2015

huevo-pluma de Enric Rovira

Aunque la Pascua ya ha pasado, hay creaciones chocolateras que merecen ser analizadas al detalle por su calidad artística. Uno de los chefs que marcan tendencia en esta época es Enric Rovira, que desde hace 20 años ha cogido el huevo como modelo para crear nuevas técnicas, transformando su volumen sin perder la esencia, y creando figuras extraordinarias como el huevo en equilibrio, el huevo fundido, el huevo barretina o  el huevo cacao, entre otros. Huevos de mil formatos y colores que han sido expuestos en distintos países y han recibido premios y reconocimientos.

Lo curioso y encantador de la campaña de Pascua 2015 de Enric es su homenaje a la tradición que se refleja en estas dos piezas, la primera con reminiscencias a las monas de pan o brioche, y la segunda totalmente artesana, sin rastro de tecnología ni moldes.

 

Huevo-pluma, su mona 2015

Chica dentro de huevo-pluma de Enric Rovira

Mona que fusiona dos símbolos típicos de la Pascua: el huevo y la pluma, con formas limpias y estilizadas, elaborada íntegramente en chocolate blanco o negro, y acabada con una pequeña capa de color intenso.

La presentación impoluta, como siempre. Sobre un anillo de chocolate, que simboliza las antiguas monas de pan o brioche que sostenían tantos huevos duros como años tenía el ahijado/a, Enric ha colocado 15 huevos con forma de pluma en honor a su ahijada que tiene 15 años.

 

Campos do Jordão, una pieza de escuela clásica

Campos da Jordao de Enric Rovira

La idea para hacer esta mona nació el verano pasado,cuando la Fundación Alícia le encargó impartir un curso sobre chocolate en la sede que la university Senac tiene en Campos do Jordão, una ciudad brasileña construida a la manera suiza con tren turístico y mucho chocolate. Mientras paseaba por sus calles se quedó fascinado con la arquitectura de las casas y sintió la necesidad urgente de hacer una en chocolate para el curso. Las dibujó y las fotografió, incluso recortó patrones, pero se dio cuenta de que era un proyecto para hacer con calma y cuidado, un proyecto que vio la luz esta Pascua.

El resultado es una pieza de escuela clásica, hecha a mano como antes, sin moldes ni impresiones digitales ni nuevas tecnologías. Su complejidad está en el detalle y en una ejecución impecable. No es una creación artística, sino una creación técnica de artesanía como las que elaboraba el especialista Joan Giner.