Una buena noticia

Alberto Ruiz

Por 27 de noviembre de 2018

Ilustración de dardos acertando el centro de una diana

El Concurso Nacional de Estudiantes de Pastelería afronta su segunda edición con grandes expectativas. El éxito cosechado hace dos años, con 24 escuelas participantes, no solo se consolida sino que crece, pues ahora son 28 los centros inscritos y 31 los alumnos aspirantes, si bien, por cuestiones de espacio, serán finalmente 26 los que concursarán representando a otras tantas escuelas. Todo ello tendrá lugar en el marco de la feria Intersicop, los días 25 y 26 de febrero de 2019 en Madrid.

Esta competición viene a sustituir al antiguo CANJOP, Campeonato Nacional de Jóvenes Pasteleros, cuyos concursantes representaban a los gremios provinciales y que había caído en un notable desprestigio, como pudo apreciarse en su última edición de 2015, con apenas media docena de participantes.Por tanto, se trata de un nuevo formato, más abierto y transversal, que ha recibido una inesperada y masiva respuesta ya desde su inicio y que demuestra que la pastelería de escuela necesitaba un canal de expresión pero con otra fórmula.

No se trata solo de ganar, aunque ése sea un objetivo absolutamente legítimo. En este caso, aunque suene a tópico, lo importante es participar, bautizarse públicamente en este oficio, estar presente, competir, medirse al resto y soñar con llegar a ser algún día un gran maestro. Prepararse durante meses, esforzarse por mejorar y finalmente enfundarse la chaquetilla de su escuela y representar a sus compañeros es ya en sí mismo un logro para un joven estudiante.

Y es que este concurso va de canalizar vocaciones y de dar espacio a la ilusión. La pastelería necesita presentarse a la sociedad como una profesión atractiva, capaz de reclutar a jóvenes, formarles y prepararles para el duro pero a la vez apasionante trabajo de obrador. Y esta iniciativa se presenta como un excelente escaparate.