La sombra de la caña de azúcar es alargada

Jaume J Cot

Por 20 de agosto de 2013

Cañas de Azúcar en Tailandia (Laura Villadiego, Carro de Combate)

El blog liderado por las periodistas Nazaret Castro y Laura Villadiego, Carro de Combate, ha presentado recientemente un amplio estudio sobre la realidad de la producción de azúcar a nivel mundial. Con el título “La Amarga Dulzura” este libro de investigación esboza un mapa sobre el cultivo mundial de remolacha y caña de azúcar, sobre todo de esta última, que es de la que se extrae la mayor parte del azúcar consumido a nivel mundial (80% según la FAO).

Desde Tailandia hasta Brasil, el libro expone las injusticias recurrentes que la mayor parte de zonas de producción ejercen sobre sus empleados y territorios. Grandes plantaciones sin apenas mecanización y que ejercen un impacto socioambiental a menudo altamente negativo. Mientras tanto, las países occidentales como los europeos protegen sus producciones locales de remolacha, subvencionando una explotación normalmente poco competitiva y revertiéndola en el mercado a precios artificialmente bajos, cayendo en la práctica conocida como ‘Dumping’.

portada de Amarga dulzuraEl trabajo ha sido posible gracias al micromecenazgo (crowdfunding) y se vende al módico precio de 5 euros desde su propia página web, bajo licencia Creative Commons. Se subrayan las hipocresías y contradicciones por ejemplo de los países europeos, cuando favorecen el comercio con países muy pobres como Camboya, pero eso se convierte en una trampa para que grandes multinacionales expropien propiedades a pequeños campesions allí para imponer sus plantaciones y empobrecer a los pobladores de la zona. El estudio, por lo tanto, no está exento de controversias y denuncias de realidades altamente cuestionables que se producen a diario con esta materia prima fundamental de la pastelería.

Aunque el azúcar refinado no es un ingrediente exclusivo de la pastelería artesana o los productos dulces, si no que es habitual en infinidad de alimentos dulces y salados, a menudo sin que el consumidor sea consciente de su existencia. De hecho, en España aumentó el consumo de azúcar per cápita de los 24 kg por persona y año de 1987 a los 30 kg por persona y año de 2003. No es que consumamos más productos dulces, si no que la industria alimentaria extiende este componente por más alimentos de todo tipo, como por ejemplo los embutidos.

Otro elemento que favorece los cultivos extensivos y poco mecanizados de caña de azúcar es el etanol. Los biocombustibles se llevan por ejemplo el 50% del cultivo de caña de azúcar en el principal país productor, Brasil. Junto a éste está la India, ambas naciones concentran la mitad de la producción mundial. Otro dato, mientras que en Europa y sobre todo en Estados Unidos la mecanización del cultivo y extracción de caña de azúcar es casi completo, en países del tercer mundo esta realidad dista de ser así, pagando salarios de miseria en condiciones de semi esclavismo en muchas zonas del mundo, una realidad que conviene destapar para mejorar la justicia del comercio de azúcar.

El libro en definitiva sirve para evidenciar las injusticias del comercio entre países del primer mundo y el tercero, a través de un ingrediente como la caña de azúcar, que también fue objeto en el pasado de la historia de la colonización y el esclavismo. Por suerte la realidad en muchos sentidos ha mejorado, igual que la conciencia colectiva y la sensibilidad por productos de comercio justo, un fenómeno que ya empieza a ofrecer resultados positivos también en el mundo dulce.

Dos mujeres expropiadas por plantaciones de azúcar en Camboya (Laura Villadiego)